La soledad (del latín solĭtas, -ātis) es un estado de aislamiento en el cual un individuo se encuentra solo, sin acompañamiento de una persona o animal de compañía.
Puede tener origen en diferentes causas, como la propia elección del individuo, el aislamiento impuesto por un determinado sector de la sociedad, pérdida de seres queridos, una enfermedad contagiosa, trastornos mentales, trastornos neurológicos o circunstancias de empleo o situación. Puede también entenderse por privacidad o privación voluntaria de la compañía.
La soledad como condición humana
El existencialismo ve la soledad como la esencia del ser humano, esencia con la que cada persona viene al mundo y viaja por la vida como alguien separado. Por lo tanto, muchos filósofos existencialistas enfatizan en que, hacer frente a la soledad, aceptarla y aprender a dirigirla en la propia vida con autonomía y satisfacción es considerada como una parte inherente a la condición humana.
Otros filósofos, como Sartre, creen en una soledad epistémica en la que la soledad es una parte fundamental de la condición humana debido a la paradoja entre la conciencia de las personas que desean un significado en la vida, el aislamiento y la nada del universo. A la inversa, otros pensadores existencialistas argumentan que se podría decir que los seres humanos se involucran activamente entre sí y con el universo mientras se comunican y crean, y la soledad es simplemente la sensación de estar aislado de este proceso.
"Causas"
Puede haber muchas razones, así como muchos eventos de la vida que pueden causarla. Uno de ellos puede ser la falta de amistades durante la infancia y adolescencia, o la ausencia física de personas significativas. Al mismo tiempo, la soledad puede ser un síntoma de algún otro problema social o psicológico, como la distimia o la fobia social. En ese sentido, puede ser consecuencia de una disfunción de la comunicación, o el resultado de vivir en lugares con baja densidad de población en los que hay pocas personas con las que interactuar.
Muchas personas experimentan la soledad por primera vez al quedarse solos en la primera etapa vital de su vida (cuando son bebés). También es una consecuencia esperable, generalmente temporaria, de una ruptura, un divorcio o una pérdida de cualquier relación importante a largo plazo. En estos casos, puede deberse a la pérdida de una persona específica y al consecuente retiro del grupo social debido a la pérdida asociada a ella.
Las personas pueden sentirse solas incluso cuando están rodeadas de otras personas. Incluso puede verse como un fenómeno social, capaz de propagarse como una enfermedad. Cuando una persona en un grupo comienza a sentirse sola, este sentimiento (de acuerdo al contexto en que se encuentre) podría propagarse hacia otras personas, lo que aumentaría el riesgo de que todos se sientan solos. También puede ocurrir después del nacimiento de un niño (a menudo expresado como una depresión posparto), después del matrimonio o después de cualquier otro evento socialmente perturbador, como mudarse del hogar a una comunidad desconocida, lo que lleva a la nostalgia.